En el tercer piso, en el corredor de ellos, sentí algo
así como un empujón. Me volví y a veinte pasos o más de mí vi a Polina que salía
de su habitación. Se diría que me había estado esperando y al momento me hizo
seña de que me acercara.
-Polina Aleks...
-¡Más bajo! -me advirtió.
-Figúrese -murmuré-, acabo de sentir como un empellón
en el costado. Miro a mi alrededor y ahí estaba usted. Es como si usted exhalara
algo así como un fluido eléctrico.
-Tome esta carta -dijo Polina pensativa y ceñuda,
probablemente sin haber oído lo que le había dicho- y en seguida entréguesela en
propia mano a mister Astley. Cuanto antes, se lo ruego. No hace falta
contestación. Él mismo...
No terminó la frase.
~¿A mister Astley? -pregunté con asombro. Pero Polina
ya había cerrado la puerta.