Texto de Luces de Bohemia para comentario

Suena el timbre del teléfono. DON FILIBERTO, el periodista calvo y catarroso, el hombre lógico y mítico de todas las redacciones, pide comunicación con el Ministerio de Gobernación, Secretaría Particular. Hay un silencio. Luego murmullos, leves risas, algún chiste en voz baja. DORIO DE GADEX se sienta en el sillón del Director, pone sobre la mesa sus botas rotas y lanza un suspiro.

DORIO DE GADEX.-Voy a escribir el artículo de fondo, glosando el discurso de nuestro jefe: «¡Todas las fuerzas vivas del país están muertas!», exclamaba aun ayer en un magnífico arranque oratorio nuestro amigo el ilustre Marqués de Alhucemas. Y la Cámara, completamente subyugada, aplaudía la profundidad del concepto, no más profundo que aquel otro: «Ya se van alejando los escollos.» Todos los cuales se resumen en el supremo apostrofe: «Santiago y abre España, a la libertad y al progreso.»

DON FILIBERTO suelta la trompetilla del teléfono y viene al centro de la sala, cubriéndose la calva con las manos amarillas y entintadas. ¡Manos de esqueleto memorialista en el día bíblico del Juicio Final!

DON FILIBERTO.-¡Esa broma es intolerable! ¡Baje usted los pies! ¡Dónde se ha visto igual grosería!
DORIO DE GADEX.-En el Senado Yanqui.
DON FILIBERTO.-¡Me ha llenado usted la carpeta de tierra!
DORIO DE GADEX.-Es mi lección de filosofía. ¡Polvo eres, y en polvo te convertirás!
DON FILIBERTO.-¡Ni siquiera sabe usted decirlo en llatín! ¡Son ustedes unos niños procaces!
CLARINITO.-Don Filiberto, nosotros no hemos faltado.
DON FILIBERTO.-Ustedes han celebrado la gracia, y la risa en este caso es otra procacidad. ¡La risa de lo que está muy por encima de ustedes! Para ustedes no hay nada respetable: ¡Maura es un charlatán!
DORIO DE GADEX.-¡El Rey del Camelo!
DON FILIBERTO.-¡Benlliure un santi boni barati!
DORIO DE GADEX.-Dicho en valenciano.
DON FILIBERTO.-Cavestany, el gran poeta, un coplero.
DORIO DE GADEX.-Profesor de guitarra por cifra.
DON FILIBERTO.-¡Qué de extraño tiene que mi ilustre jefe les parezca un mamarracho!
DORIO DE GADEX.-Un yerno más.
DON FILIBERTO.-Para ustedes en nuestra tierra no hay nada grande, nada digno de admiración. ¡Les compadezco! ¡Son ustedes bien desgraciados! ¡Ustedes no sienten la Patria!
DORIO DE GADEX.-Es un lujo que no podemos permitimos. Espere usted que tengamos automóvil, Don Filiberto.
DON FILIBERTO.-¡Ni siquiera pueden ustedes hablar en serio! Hay alguno de ustedes, de los que ustedes llaman maestros, que se atreve a gritar viva la bagatela. ¡Y eso no en el café, no en la tertulia de amigos, sino en la tribuna de la Docta Casa! ¡Y eso no puede ser, caballeros! Ustedes no creen en nada: Son iconoclastas y son cínicos. Afortunadamente hay una juventud que no son ustedes, una juventud estudiosa, una juventud preocupada, una juventud llena de civismo.

Ramón María del Valle-Inclán: Luces de bohemia (1920).